lunes, noviembre 06, 2006

 

Profesores de Religión en la trinchera


ABC.es (Sábado 4 de noviembre de 2006)

Son más de 18.000 en toda España. La práctica totalidad imparten Religión católica, mientras que apenas un centenar dan clases de la confesión evangélica y la mitad dan clases de Religión islámica. Viven en una situación de precariedad laboral, y desconocen si, con la reforma que trae la LOE, sus puestos de trabajo estarán más seguros o continuarán dependiendo de la decisión de sus superiores jerárquicos (Conferencia Episcopal, Comunidad Islámica y FEREDE) para continuar dando clases, curso tras curso.

Son los profesores de Religión de la escuela española, que viven permanentemente en la trinchera de la inseguridad laboral y el desconocimiento a su labor, incluso entre sus compañeros. ABC ha sondeado la opinión de tres profesores, cada uno con su modo de entender la enseñanza, desde una confesión determinada: Silvia Martínez Cano, profesora de Religión católica en el colegio de los Salesianos de Carabanchel; Pedro (Ahmad Jalil) Moreno, docente de Religión islámica en Jaén; y Elena Flores Sanz, profesora de Religión evangélica en Madrid.

—¿Cuál es su experiencia como profesor de Religión?
—Silvia: Mi experiencia ha sido en colegios concertados y católicos, donde el ambiente es más propicio. La clase de Religión tiene el doble hándicap de no hacer media en las notas del alumno y de llevar el estigma de no saber exactamente para qué sirve. A veces no es fácil hacer ver a padres, alumnos e incluso compañeros que el hecho religioso forma parte del ser humano tanto como la cualidad de ser creativos, o la capacidad de hacer ciencia o cultivar las artes.
—Pedro: Mi experiencia es una de las más enriquecedoras que he tenido en la vida. A veces considero que es más lo que aprendo de los alumnos que lo que yo pueda enseñar.
—Elena: Estuve varios años dando clase de Religión evangélica en pequeños grupos de BUP en Barcelona, y éste es el cuarto año que doy clase en tres centros de enseñanza Infantil y Primaria en Madrid. Éste es el primer curso en que se me ha contratado a tiempo completo.


—¿Cómo son los alumnos? ¿Qué buscan en estas clases?
—Silvia: Los chicos asisten por diversos motivos. Unos, porque todavía pesa la religiosidad básica de sus mayores. Otros, porque sus familias consideran que está bien visto. Y otros, porque la alternativa es una pérdida de tiempo. Pese a todo, la mayoría descubre un hambre voraz de conocer. Son muchos los prejuicios sobre la religión. Yo lo planteo como un espacio crítico y veraz, donde podamos dejar a la luz el verdadero mensaje de Cristo y la Iglesia, con sus fallos y virtudes.
—Pedro: Mis alumnos, en su mayoría, son hijos de la emigración, aunque una parte importante son españoles. En las clases, buscan profundizar en el Islam, un Islam que vivimos en minoría pero que no deja de ser importante. En clase descubrimos el potencial que nuestra fe nos ofrece con vistas al diálogo entre culturas y la paz.
—Elena: En algunos centros hay mayoría de etnia gitana. en otros emigrantes de Europa e Iberoamérica, así como españoles. Considero importante enseñarles las normas básicas de convivencia, tolerancia e integración de todas las razas y culturas. Los niños esperan conocer mejor a Dios y saber más cosas de la Biblia y las enseñanzas de Cristo.


—¿Qué metodología siguen en sus clases
—Silvia: Utilizo poco el libro y mucho las dinámicas de grupo. Es más fácil llegar a los contenidos a través de las experiencias personales. También utilizo el cine, la música, incluso los cómics. Sólo hay que saber acercarse a su mundo. Son adolescentes, pero no tontos. También me gusta usar textos religiosos, la Biblia e incluso textos de otras religiones. A ellos les gustan las narraciones, y las de la Biblia, bien contadas, son igual o mejores que un culebrón: emocionantes, arriesgadas, polémicas, emotivas... como la vida misma.
—Pedro: Mi metología es el mensaje islámico hecho vida. Continuamente les ofrezco ejemplos de la vida cotidiana y del profeta Mahoma para que sepan encontrar en ellos la luz del Islam. El material es muy variado: uso CD del Corán para aprender a memorizar algunas Suras (capítulos) cortas, también películas y canciones. A veces yo mismo elaboro esquemas para comentar.
—Elena: No empleo libro de texto, porque muchos no podrían comprarlo. Prevalece la lectura de la Biblia como texto básico. Empleo bastante material visual como láminas, vídeos, ilustraciones; y elaboramos murales donde los niños exponen sus trabajos e ideas. También es importante el cuidado pastoral y humano de los alumnos. Intento que el método por excelencia sea el del amor y la comprensión, tratando de poner en práctica lo que se aprende.


—¿Con qué dificultades se encuentra a la hora de realizar su trabajo?
—Silvia: Muchos de los alumnos no han aprendido ni vivido la fe en casa, cada año más niños no han hecho la comunión o no han sido bautizados. Cuanto mayores son, su indiferencia crece. También el ambiente social es hostil. Los chavales vienen a clase pensando que queremos lavarles el cerebro. Tampoco la política ayuda mucho. Se nos saca a relucir cada cierto tiempo para hacer de nosotros polémica y desviar la atención de otros temas. Después no hay cambios a mejor.
—Pedro: Como sabe, la enseñanza del Islam en la escuela pública es nueva en nuestro país. Esta novedad implica un gran entusiasmo por parte de todas las personas implicadas. Como en todo lo que empieza hemos tenido que improvisar mucho, lidiar con horarios imposibles, ser creativos hasta la extenuación por la falta inicial de material didáctico...
—Elena: Hay unas cuantas. La principal es que se nos contrata en función del número de niños que han solicitado clases de Religión el curso pasado. Pero la realidad es otra. Otra dificultad es tener que agrupar a niños de diferentes ciclos. Por ejemplo, yo tengo que dar una clase a niños de sexto y de primero a la vez. En muchos centros, no se facilita a los padres la hoja donde constan las distintas opciones religiosas que pueden elegir, incluso se les dice que no pueden solicitar religión evangélica porque no hay profesor, cuando la realidad es que a veces no consta que haya solicitudes. Existe un gran desconocimiento de quiénes somos los evangélicos, lo que sigue dando lugar a prejuicios. Queda camino por recorrer, porque las condiciones siguen sin ser, por lo general, iguales para todos. Habría que ver si la escuela es o no el lugar para dar esta enseñanza a los niños: pero si se hace, nadie debe ser discriminado.


—¿Qué habría que mejorar para conseguir una educación religiosa de calidad en las escuelas?
—Silvia: Se deberían mejorar las condiciones de la asignatura en los centros: que sea puntuable en las medias, que cuente para pasar de curso, que no se coloque interesadamente al principio o al final de la jornada. Que las personas que la impartan sean profesionales titulados cualificados. Que las condiciones laborales se ajusten a la ley de los trabajadores. Por último, que los temarios de Religión se ajusten a las etapas evolutivas e incluyan en ellos el diálogo interreligioso de la sociedad en que vivimos.
—Pedro: Personalmente, sólo veo ventajas en la enseñanza de la Religión en la escuela. Esta materia es el mejor antídoto para neutralizar bulos y malentendidos que circulan en la sociedad y que no tienen ninguna razón de ser. Por ello, animaría a perder el miedo a las religiones, que son formas de conocimiento respetables y enriquecedoras.
—Elena: Que las contrataciones no sean en función del número de niños, sino según las horas que los centros solicitan. Que se haga un esfuerzo por agrupar a los niños que solicitan religión evangélica en una misma clase de cada nivel. Que se cree un departamento de educación religiosa en el que participen los profesores de las distintas confesiones y donde haya libros y material didáctico adquirido por el centro y de uso común. Que se habiliten lugares adecuados para las clases y que la alternativa a la Religión no sea quedarse jugando. Los niños que vienen a nuestras clases lo hacen muy contentos, pero son niños, y la alternativa de jugar es muy atractiva. La enseñanza de la Religión puede contribuir al desarrollo integral de los niños, y transmitirles los valores cristianos puede ayudar a hacer de ellos personas más íntegras y útiles dentro de la sociedad.


Ver también el artículo en ProtestanteDigital que tiene algunas de las respuestas de Elena Flores Sanz ampliadas

Foto: Elena Flores Sanz (ProtestanteDigital)

Comments: Publicar un comentario

<< Home

This page is powered by Blogger. Isn't yours?


Suscribir con Bloglines